2016, ¿EL AÑO DEL ZIKA?

La inesperada difusión de la que podría ser la próxima gran pandemia global

El pasado 27 de noviembre, las autoridades sanitarias brasileñas confirmaron la muerte de un hombre residente en la amazónica región de Maranhao, la primera causada por el virus zika, que durante los meses anteriores se había propagado por la región noreste de Brasil. Desde entonces, el zika ha aflorado en otros países americanos como Puerto Rico, donde el primer caso fue reportado el 2 de enero. Y aproximadamente al mismo tiempo que el brasileño moría, la Secretaría de Salud mexicana confirmaba los dos primeros casos de la enfermedad contraídos en México.

Una rápida difusión que ha preocupado a los Estados Unidos, país vecino de este último, y que puede convertir 2016 en el año del zika. Tanto más preocupante porque el alcance de sus efectos aún no son conocidos, especialmente en lo que concierne a las mujeres embarazadas: el 27 de noviembre del pasado año, la Organización Mundial de la Salud publicó un aviso en la que recogía “el inusual aumento de casos de microcefalia entre los recién nacidos del nordeste de Brasil”, que se elevaba hasta 1.248. La misma región que estaba siendo azotada por este virus, aunque la OMS no establezca ninguna relación. Sin embargo, sí lo hizo el Ministerio de Salud de Brasil, que encontró el virus en la sangre de un bebé que presentaba microcefalia y que murió a los cinco minutos de nacer.

Virus-Zika

El descubrimiento del pequeño virus

Hasta el año 1947, nadie conocía el zika, que fue identificado por primera vez en los macacos del bosque del mismo nombre, que se encuentra en Uganda. Es un virus de la clase Flaviviridae y suele ser transmitido por el ‘Aedes aegypti’, el mosquito que también porta el dengue y la fiebre amarilla. Durante mucho tiempo, este hallazgo no inquietó al hombre, ni siquiera cuando empezó a ser contagiado por él, puesto que el puñado de casos recogidos en la literatura médica apenas presentaban poco más que fiebres altas, sarpullido, dolor de articulaciones, cefaleas y náuseas, pero muy raramente resultaba fatal.

Fue en 2007 cuando volvió a preocupar a los facultativos del sureste asiático, cuando de buenas a primeras reapareció en la isla de Yap, en la Micronesia, a miles de kilómetros. Aunque los científicos ya habían descubierto que algunos habitantes habían desarrollado anticuerpos de zika en el pasado, en esa ocasión el virus llegó a afectar a 180 personas. Unos años más tarde, en 2013, la Polinesia se vería afectada por este peculiar virus, que llegó a viajar a la isla de Pascua. Como señala un reportaje publicado en ‘The Conversation’, la expansión del virus por el sureste de Asia, Oceanía y, ahora, el Caribe y América, puede haber provocado “el surgimiento de potencialmente más de un millón de casos”. En diciembre de 2015, Colombia, El Salvador, Guatemala, Paraguay, Surinam y Venezuela también habían reconocido la circulación del virus en su territorio. De entre todos ellos, Colombia se lleva la palma, con 578 diagnósticos.

El problema ahora se encuentra en el potencial peligro del virus y su rápida expansión. Si bien raramente se registran casos fatales de la enfermedad, y por lo general basta con sufrir durante una semana los síntomas anteriormente referidos, la microcefalia de los niños brasileños sugiere que quizá haya aún muchas cosas que no sepamos sobre este virus. Como sugiere el profesor Derek Gatherer de la División de Ciencias Biomédicas y de la Vida de la Universidad de Lancaster, porque parece haber mutado para expandirse más rápido y a través de otras vías como las relaciones sexuales, pero también porque muchos de los pacientes parecen arrastrar después de librarse del virus el síndrome de Guillain-Barré, un trastorno autoinmunitario que provoca debilidad muscular en el mejor de los casos y, en el peor, parálisis parcial temporal. Volveremos a oír hablar del zika.

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