Los cinco efectos colaterales del sol en la piel
La cara más dura de la exposición solar es conocida gracias a los dermatólogos, que no cesan en su intento por convencer a la población de las posibles consecuencias de una exposición solar excesiva. Y es que el efecto acumulativo de los rayos solares sobre la piel está íntimamente relacionado con la proliferación de melanoma, el cáncer de piel más agresivo y el que más ha aumentado en los últimos 10 años. En este punto, la protección solar puede salvar vidas.
Pero es que además el sol tiene un papel principal en el proceso de aceleración del envejecimiento. Según la doctora Mar Mira, de Clínica Mira+Cueto, el problema aparece cuando nos excedemos al tomar el sol: «los efectos nocivos se deben a la cantidad de radiación ultravioleta que recibe la piel. Esta radiación produce radicales libres, que agilizan el proceso de envejecimiento cutáneo. De ahí que sea necesario tomar el sol de manera gradual para que el organismo pueda asimilar este proceso», asegura la dermatóloga.
Estas son algunas de las consecuencias de la acción de los radicales libres en la piel:
Pérdida de luz
El problema. Las largas exposiciones solares pasan factura a los 15-20 días de abandonarlas en forma de pérdida de luminosidad. Según la doctora Natalia Ribé, directora del Instituto dermatológico que lleva su nombre, se trata de un fenómeno muy habitual de esta época pre otoñal que afecta sobre todo a rostro, escote y manos, las zonas más «tocadas» por el sol. «Este fenómeno es en realidad un efecto colateral que surge siempre en relación con otros dos íntimamente ligados a la exposición solar: la proliferación de manchas y la aparición de pequeñas arrugas. Ellas son las verdaderas responsables de que la piel no refleje la luz adecuadamente», asegura.
La solución. Durante los días posteriores a la exposición solar deben extremarse los cuidados hidratantes en forma de mascarillas, sueros o cremas. Ribé aconseja simultanearlos con fórmulas anti-manchas. «Los primeros aportan elasticidad a la piel, lo que evita que ésta se cuartee y pierda luz.», afirma. La vitamina C es un excelente activo natural con efecto oxidante, regenerador, hidratante e iluminador ideal para mitigar esta opacidad cutánea.
Falta de hidratación
El problema. Durante el mes de septiembre la piel pide a gritos humectación, ya que los rayos ultravioleta la han despojado de su hidratación natural.
La solución. En palabras de la doctora Ribé, los proteoglicanos son una de las mejores opciones para este problema, ya que mantienen el nivel óptimo de humedad en la piel y actúan como interconectores entre las células (ideal para reparar la barrera cutánea externa). «Además contienen vitamina C y F, que aportan luminosidad a la piel», afirma la dermatóloga.
Tono desigual
El problema. La sobre estimulación de la melanina por acción de los rayos solares tiene un efecto directo sobre la piel en forma de léntigos (manchas pequeñas y muy oscuras) o melasma (el clásico parche oscuro que aparece en zonas como el bigote o la frente).
La solución. Según la doctora Ribé antes de apostar por una fórmula cosmética, hay que acudir al dermatólogo para que elabore un diagnóstico porque, dependiendo de la lesión, el tratamiento varía. Los peeling a base de ácido salicílico, láctico o kógico y las fórmulas elaboradas con retinol son buenos aliados en la lucha contra este problema.
Brotes de acné
El problema. Las pieles acneicas son muy sensibles y no es inusual que una sobreexposición al sol produzca una excitación de la glándula sebácea y, como resultado, ésta reaccione segregando más grasa. Es una respuesta natural que pretende paliar la falta de hidratación.
La solución. Además de mantenerla limpia a diario (mañana y noche), la dermatóloga recomienda hidratarla a conciencia para evitar que la deshidratación provoque una nueva respuesta de la glándula sebácea. La doctora Mira recomienda el empleo de fórmulas ricas en silicio, que contrarresta los brotes de acné y lucha contra el envejecimiento prematuro.
Piel cetrina
El problema. El tono verdoso/amarillento que adquiere la piel cuando el bronceado se evapora es sinónimo de falta de hidratación y puede aparecer en cualquier época del año aunque después del verano es muy común. «La necesidad de renovación de la piel, que en esta época también es mayor debido a la descamación, solo empeora el problema», asegura la doctora Mira.
La solución. La dermatóloga recomienda, siempre bajo control y según el tipo de piel, una exfoliación suave que acelere el proceso de recambio celular, además de tratamientos hidratantes y nutritivos que revitalicen la dermis. La vitamina C y la E son eficaces antioxidantes y ayudan a paliar este tono macilento. En este punto también es fundamental la alimentación. Las frutas y verduras aportan un tono saludable y vital a la piel.
http://www.elmundo.es/yodona/2014/09/29/541c0b0ae2704e70758b457e.html