La razón por la que hay personas que comen sin parar y no engordan
Todos hemos vivido alguna vez una invitación similar al ‘vamos a comer al burger que un día es un día‘ de alguien que pesa con 35 años los mismos kilos que cuando tenía 17. Lo peor: jamás les has visto comer nada verde, ni hacer deporte, ni privarse de absolutamente nada para mantener ese figurín ideal.
‘Claro, como tú que no engordas comas lo que comas…’, habrás contestado mientras, por supuesto, te dejabas arrastrar hacia el restaurante de comida rápida a ponerte como el quico y acumular algo más de grasa en tu abdomen. Es cierto, por un día de excesos no pasa nada, pero mientras tu acompañante el delgado se pone tibio de helado con tropezones de brownie tú ya estás pensando la cantidad de abdominales que vas a tener que hacer hoy en el gimnasio. En tu mente solo se repite una idea: ‘No es justo, ¿por qué no engordará?’ Por fin la ciencia tiene la respuesta.
Una reciente investigación publicada en la revista Scientific Reports ha descubierto cuál puede ser la causa de que algunas personas no engorden pese a comer la misma cantidad de grasas que los que les rodean. Más allá de cómo funcione el metabolismo de cada uno –primera razón que seguramente te has planteado– parece ser que han observado que una dieta alta en grasas aderezada con una gran cantidad de sal es la receta perfecta para impedir el aumento de peso (por lo menos entre los ratones analizados). Justo lo contrario de la hipótesis de la que partieron.
Como explican en el estudio, los científicos de la Universidad de Iowa alimentaron a varios grupos de ratones con diferentes alimentos (altos y bajos en grasas) a los que pusieron diferentes niveles de sal”. La sorpresa fue que ocurrió justo lo que no esperaban: los ratones que comieron un alto contenido en grasas, pero con más cantidad de sal ganaron la misma cantidad de peso que los ratones que fueron alimentados con una dieta saludable. Por el contrario, el grupo de roedores que tuvieron ese mismo régimen alto en grasas, pero con la menor cantidad de sal añadida, fueron los que más engordaron de todos los grupos analizados.
Esto… ¿y por qué? Los investigadores encuentran la explicación en que la sal tiene un efecto significativo en cómo los ratones eran capaces de digerir los alimentos que se les habían dado y que, específicamente, su mayor o menor consumo influía en cómo sus organismos absorbían la grasa. “Esto podría explicar por qué las personas no siempre se encuentran bien después de haber ingerido un plato de comida rápida con alto contenido de grasa”, comenta la autora, ya que la digestión podría depender de la cantidad de sal que añadan.
¿El truco definitivo para adelgazar?
“Está claro que hay muchas personas que comen regularmente comida rápida alta en sal y grasas y aumentan de peso”, incide la nutricionista Keri Gans, quien explica que “esto se debe a que el sodio no afecta a todas las personas de la misma manera”.
Gans subraya que esta nueva investigación no debe ser vista como una excusa para comer más comida rápida ni salar más los alimentos. “Siempre asociamos la mala salud con tener un peso alto, pero una persona puede ser delgada y sufrir un montón de complicaciones que no tienen nada que ver con el peso”, valora la autora de autora de The Small Change Diet: 10 Steps to a Thinner, Healthier You (Gallery Books). Sin ir más lejos, comer con demasiada sal puede provocar subidas de colesterol, presión arterial alta e incluso diabetes, entre otras consecuencias.
Opinión respaldada por la ciencia desde hace años. De hecho, un estudio publicado en Archives of Internal Medicine demostraba que las personas que consumen una dieta con un alto contenido de sal tenían un 20% más de posibilidades de morir en los siguientes 15 años, especialmente como consecuencia de un infarto.
Ponle sabor a la vida (pero una pizca)
“Necesitamos sodio para que nuestro cuerpo funcione correctamente”, continua Gans, “pero no debemos buscarlo fuera de nuestra dieta habitual porque consumimos gran cantidad de alimentos que ya contienen sodio de por sí”. Exacto, además de alimentos que ya sabes que contienen sal, hay otros muchos que normalmente no asociamos con el sodio como el zumo de tomate o el queso y que nos dan un importante aporte del mismo.
“Hay una gran cantidad de sal en muchas comidas rápidas”, advierte Gans, quien señala que una hamburguesa común de alguno de estos establecimientos puede tener alrededor de 1200 miligramos de sodio, la mitad del que debemos consumir al día. Si ya le añadimos bacon o se nos va de las manos la sal que ponemos a las patatas de guarnición, habrás llegado al tope en solo una comida.
Así, un día es un día, pero ni es seguro que vayas a adelgazar por echarte toneladas de sal ni el consumo abusivo de sodio es saludable para tu organismo. Así que si optas por darte el capricho de vez en cuando, trata de controlar la cantidad de alimentos salados que consumas durante el resto del día.
Leer más: http://goo.gl/FbkPi8