El acné, ¿mejora en verano?
Durante el verano se tiende a descuidar un poco el cuidado de la piel, especialmente aquellas con tendencia acneica. Esto se debe a la creencia de que, gracias a la acción del sol y el agua del mar o la piscina, el acné puede mejorar durante estos meses.
Sin embargo, los efectos del agua sobre la piel son neutros y, para un paciente que esté tomando antibióticos para tratar esta afección cutánea, los baños aumentan aún más la sequedad en la piel, por lo que habría que insistir más en su hidratación.
Los beneficios de la exposición solar en verano son a corto plazo, ya que con el sol la piel se vuelve más gruesa y este engrosamiento cutáneo va empeorando el acné. El efecto es tal que incluso, en un porcentaje reducido, algunos pacientes comienzan a presentar las primeras manifestaciones de acné precisamente durante el verano, tal y como señala María Luisa Alonso Pacheco, dermatóloga en el Hospital Universitario La Paz de Madrid.
Es lo que los expertos denominan acné de Mallorca, puesto que se descubrió en esta localidad a finales del siglo pasado y que afectaba principalmente a personas de origen anglosajón. ”Pero no en todos los casos empeora y, en general, la mayoría de los pacientes tienen sensación de mejoría, aunque ésta será leve y transitoria”, afirma Alonso.
Según los dermatólogos, el acné sí mejora durante el verano. Aunque se trata de una mejoría engañosa, en palabras de la propia experta. Esto se debe a que, a pesar de que el sol posee un efecto antibacteriano e inmunomodulador, actuando así como antiinflamatorio para la piel, los buenos resultados acaban desapareciendo una vez terminada la estación estival. Es entonces cuando se produce el efecto rebote.
Cómo evitar el efecto rebote
Para evitar que esto se produzca es importante mantener los cuidados diarios de la piel durante todo el año, a excepción de los tratamientos con jabón y exfoliantes que tienden a resecar más el cutis e irritarlo. Para ello, se deben utilizar fotoprotectores solares adaptados a pieles acneicas, que sean libres de aceite y con excipientes no comedogénicos, es decir, que no produzcan el taponamiento del poro.
Tanto estos, como las cremas hidratantes adaptadas a pieles grasas, se pueden encontrar en las farmacias. En algunas ocasiones, si esto no funciona, se requiere la toma de antibióticos orales derivados de la vitamina A para lograr una curación total.
Otra de las causas de la recaída o empeoramiento del acné es la interrupción de los tratamientos que, ante posibles alergias al sol o porque sean fotosensibilizantes, los especialistas deciden suspender durante los meses de verano. Algunos de estos antibióticos son: la tetraciclina, la doxiciclina, la minociclina y la isotretinoína, la medicación oral más eficaz y muy utilizada.
Lo mismo ocurre con los tratamientos tópicos que se aplica el paciente en la piel, como cremas, lociones o geles. Todos ellos resecan la piel y la vuelven más fina y sensible, por lo que si la persona que los toma no se protege bien del sol, pasan a ser una agresión más junto con posibles quemaduras en la piel provocadas por la exposición solar. La experta recomienda no suprimir los tratamientos mientras se mantenga un cuidado y protección adecuados.
Entonces, ¿cómo actuar si el acné empeora en otoño? Dependiendo de la intensidad de éste en cada paciente se debe acudir al dermatólogo para seguir un proceso de curación que será más o menos agresivo para caso particular.
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