Alopecia Androgénica, Algunos mitos que a fuerza de uso parecen realidad
El cabello es una de las mayores preocupaciones del aspecto físico, tanto en hombres como en mujeres.
Las estadísticas apuntan que «dos de cada tres hombres y una de cada cuatro mujeres van a desarrollar alopecia androgénica a lo largo de su vida»
Se estima que aproximadamente el 18% de las consultas dermatológicas están dirigidas al pelo.
Existen más de 100 tipos de alopecia, pero es la calvicie común o alopecia androgénica la más frecuente, representando más del 90% de las consultas dermatológicas referentes al pelo.
Los factores principales necesarios para desarrollar una calvicie son el genético y el hormonal (andrógenos). Otros factores coadyuvantes son: el estrés, la ansiedad, la depresión etc. que pueden desencadenar una que estuviese latente o bien agravarla una vez se ha iniciado.
Algunos mitos que a fuerza de uso se vuelven realidad:
. Los secadores y planchas de pelo, siempre con moderación.
. Raparse el pelo no hace que crezca más fuerte.
. No es malo lavarse el pelo de forma frecuente ni todos los días.
. El uso de gominas, lacas y tintes no empeora la alopecia.
. Tocarse el pelo con suavidad no hace que se caiga más en un cabello sano.
. Champús ‘anticaída’. No son efectivos. La raíz folicular es muy profunda y el lavado no es suficiente para tener efecto.
. Productos naturales y Formulas – recetas caseras. Ningún producto ‘natural’, ni las cremas ni demás lociones de fabricación doméstica sirven para tratar la alopecia, dado que la ciencia no ha dado muestras de ello.
. Complejos vitamínicos. Pueden mejorar el aspecto cosmético del pelo, pero no actuar en la alopecia.
Pócimas y Remedios Mágicos
A lo largo de la historia de la humanidad encontramos referencias a diferentes pócimas que prometen prevenir la caída del pelo o devolverlo cuando se ha perdido. Ya en los papiros médicos del antiguo Egipto se atribuyen propiedades milagrosas a pociones que podían incluir desde la miel al alabastro. Hipócrates, 420 años AC proponía como ‘crecepelo’, entre otros la remolacha o el excremento de paloma.
De hecho, existen productos como «champús anticaída, vitaminas, lociones ‘mágicas’ anunciadas en la radio, dietas, masajes en el cuero cabelludo, y un largo etcétera… que prometen prevenir la caída o devolverlo cuando se ha perdido.
Pero lo cierto es que a nivel científico solo existen dos líneas de tratamientos demostrados clínicamente:
.-. Farmacológico
. minoxidil tópico, que es en realidad una modalidad de fármaco vasodilatador
. finasteride oral
. bimatoprost (en fase de prueba)
.-. Quirúrgico, el trasplante capilar, una técnica mínimamente invasiva: «Se realiza con anestesia local, no deja cicatrices visibles y ofrece resultados definitivos», afirma.
En definitiva, ambos tratamientos están científicamente demostrados. El resto solo son efectivos a la hora de mejorar transitoriamente el problema.