Consecuencias del uso en exceso de antibióticos
El abuso y el mal uso de los antibióticos están creando resistencia a estos medicamentos a nivel mundial. Es un problema grave de salud que preocupa a la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Los antibióticos están mostrando ser ineficaces para el tratamiento de enfermedades causadas por bacterias, aunque según Nutrición Sin Más, no todas las bacterias son malas. Las autoridades sanitarias recomiendan evitar auto medicarse con antibióticos y tomarlos sólo bajo prescripción médica.
Permiten el crecimiento de otros microorganismos
Ya que normalmente el antibiótico no es tan selectivo y no solamente destruyen al germen infectante, sino que también mata a la llamada flora normal que se encuentra en equilibrio. Se ha encontrado que esto hace que gérmenes, que son normales incluso, lleguen a producir enfermedad u otros que se encuentran «reprimidos», como los hongos, la provoquen.
En nuestro organismo conviven muchos tipos de bacterias y la mayoría no son infecciosas. Al tomar antibióticos cuando no hace falta, las bacterias crean resistencia a los mismos. Por lo tanto, ante una infección causada por las bacterias que han creado resistencia, los antibióticos de uso común ya no son eficaces.
Y es precisamente con la dosis contra la que el ser humano ‘peca’, al no tomarla como indica el médico. Así se les da un mal uso a los antibióticos que, aunque fueron creados para atacar a las bacterias, al matarlas o paralizar su división celular, o las dos funciones al mismo tiempo, si no se suministra en la cantidad y por el tiempo suficiente, se puede estar creando un problema mayor que se conoce como resistencia bacteriana a los antibióticos.
Tratamiento completo, sin excusas
Mucha gente dice que no le gusta tomar antibióticos porque destruyen los glóbulos rojos «No es cierto. Estos actúan sobre determinada parte de la estructura de la bacteria, sin afectar a la persona que los consume.
Errores de los pacientes.
La resistencia bacteriana es consecuencia de las malas acciones de los pacientes frente a los antibióticos, y «la automedicación es un error que se comete.» Por ejemplo, la persona tiene una infección respiratoria de origen viral y toma un antibiótico, asumiendo que es una infección bacteriana. O tiene fiebre y asume que está relacionada con una infección bacteriana y también toma antibióticos.
Pero el mayor problema es que las bacterias que han creado resistencia pueden transmitirse de una persona a otra, lo que hace que el problema adquiera connotación mundial. Desgraciadamente la evolución de las bacterias es más rápida que la generación de nuevos tratamientos.
Así, puede llegar a darse la situación de que no exista tratamiento para una infección bacteriana que afecte a una parte importante de la población. Ésta es la razón por la cual la OMS está tan preocupada.
Hay otra forma en la que ingerimos antibióticos sin saberlo. De manera indirecta, podemos consumirlos cuando productos que provienen de otros organismos que han sido tratados con antibióticos. Por ejemplo, en la ganadería a gran escala se está haciendo uso abusivo de antibióticos de manera preventiva, y también, te enseñamos algunos otros peligros ocultos en la ganadería.
El problema de la resistencia a los antibióticos se acentúa en los niños, a los que se tiende a exponer más al uso de estos medicamentos, entre otras razones, porque en esas edades contraen más infecciones víricas. Además, las bacterias que causan infecciones que se dan más en niños, tienen una mayor facilidad para desarrollar resistencia. Por eso, debemos de tener precaución a la hora de tratar a los niños y no darle antibióticos si el médico no lo considera necesario.
De todas maneras, hay un pequeño margen de seguridad. «No es grave que se le olvide tomarlo a la hora exacta, siempre y cuando no pase mucho tiempo, pero que la dosificación sea cuatro veces al día y se lo tome solo dos o tres veces, eso es un uso inadecuado».
La recomendación de las autoridades sanitarias es que sólo se tomen antibióticos bajo prescripción médica y que se sigan las instrucciones del médico. Nunca tome dosis mayores a las indicadas. Tampoco alargue el tratamiento, ni lo suspenda antes de tiempo, aunque los síntomas de la enfermedad hayan desaparecido.
Es un error salir del consultorio del médico y si él no ha recetado un antibiótico, pensar que él no es bueno, e ir a donde otro. El médico sabe si lo necesitas, porque si tienes un proceso viral, no te tiene que dar antibiótico. Si tienes gripa, no tienes que tomar antibiótico.
Autora del Post:
Edith Gómez
Editora – gananci.com