Cuidar la piel después de las vacaciones
Los días se acortan, y aunque el calor aún se mantiene, la vuelta a la rutina está ya encima y con ella el fin del verano. Durante la época estival, nos exponemos de forma intensa a muchos factores que puede dañar nuestra piel, como son el sol, las piscinas con cloro, el calor e incluso el agua del mar. Por ello es importante llevar a cabo una serie de cuidados específicos para la piel una vez que volvemos de vacaciones y dejamos de exponernos a estos factores.
La Dra. Cristina de Hoyos: dermatóloga y directora técnica de Clínicas Ceta, nos ha resumido los cuidados necesarios para evitar daños. Debemos empezar por insistir en continuar aplicando fotoprotector a diario, aunque ya no vayamos a la playa o a la piscina, seguimos exponiéndonos diariamente a las radiaciones UVA, por tanto, antes de salir de casa ya sea para ir al trabajo y con más intención aún si vamos a realizar actividades al aire libre, debemos aplicar una buena crema solar en las zonas expuestas. Hay que recordar que las cremas fotoprotectoras no solo nos protegen de las quemaduras solares, sino también del daño que las radiaciones UVA provocan en las células de nuestra piel, modificándolas y permitiendo que a largo plazo se desarrollen tumores de piel.
Para recuperar la piel del rostro, normalmente una de las zonas con más exposición, es adecuado además del fotoprotector aplicar diariamente sobre él productos ricos en antioxidantes como la vitamina C, crema hidratante al menos una vez al día y algún producto más específico para tratar el daño acumulado -como las manchas y el fotoenvejecimiento-, que contenga ácido retinoico o alfa hidroxiácidos. Así estaremos ayudando a que la piel se recupere del shock veraniego.
En el resto del cuerpo, la superficie cutánea también se suele mostrar seca y desgastada. Los baños prolongados en las piscinas y muchas horas bajo el sol han contribuido en gran medida a ello. Además, la aplicación diaria de crema hidratante suele no ser una práctica habitual, debido a la sudoración intensa que aparece tras ella. Por tanto, intentaremos evitar jabones agresivos durante la ducha que empeoren aun más la sequedad de nuestra piel, y aplicaremos nada más secarnos, con la piel algo húmeda, una buena crema hidratante que atrape agua y la lleve a las capas de la piel donde es más necesaria y que también contenga una fase grasa que se deposite en la superficie evitando la deshidratación. Por ello se deben evitar los aceites, ya que carecen de esa fase acuosa que atrae más hidratación al interior.
Por último, y para quedarnos tranquilos tras el verano y sus excesos, lo ideal es realizar una visita al dermatólogo para que pueda revisar todas las lesiones presentes en la piel y descartar cambios en ellas tras la exposición solar.