Los senos de las mujeres han aumentado tres tallas, UNA SOBREDOSIS DE ESTRÓGENOS?

 

Si hace no menos de dos décadas una adolescente con una talla 100 era considerada la ‘freak’ de clase, un fetiche sexual para jovencitos granujientos, hoy tener pechos grandes y siliconados es casi una inversión en bienes inmuebles. De ahí el auge de las cirugías mamarias y todo el corolario de ingenios caseros, algunos falaces y peligrosos, otros la mar de entretenidos, para incrementar la talla del sujetador.

Sin embargo, según los expertos, todos estos procedimientos son innecesarios. Un estudio reciente revela que el pecho de las mujeres ha aumentado no menos de tres tallas en los últimos cien años y de forma natural. El motivo: nuestra alimentación.

La doctora Nicola Brown, miembro del grupo de investigación en salud mamaria de la Universidad de Portsmoutth ha realizado un estudio sobre la evolución del tamaño de los pechos de las mujeres desde los años 50 y concluye que tal crecimiento se debe a que una de cada tres féminas sufre sobrepeso. “Los pechos están relacionados con una mayor masa corporal. Si observamos a las mujeres con pechos más grandes tienden a acumular más altos niveles de grasa en el cuerpo”, explica.

Las féminas británicas, sobre todo, están en el punto de mira, ya que tienen la delantera más grande –con un incremento de 6,3 centímetros– seguidas de las norteamericanas, las francesas y, contrariamente a lo que puede pensarse, las japonesas. Y esto explicaría porque las cirugías de reducción de mamas han aumentado un 11% en Reino Unido, donde ya se realizan 5,476 operaciones al año. De hecho, una de cada cinco mujeres británicas menores de 40 años admite sufrir dolores de espalda debido al tamaño de sus pechos.

De lo que se come se cría

“Este hecho está vinculado a nuestra dieta en general, no estrictamente a la mala alimentación, sino a los productos”, señala David Bainbridge, biólogo reproductivo de la Universidad de Cambridge y autor de ‘Curvology’, un estudio sobre cómo ha cambiado la anatomía femenina. “Nunca antes hemos estado mejor alimentados. Si analizamos la dieta de las mujeres de los años 20, su dieta era muy simple y estaba basada en los carbohidratos. Y luego en los años 40, durante la guerra, el racionamiento forzaba a no comer demasiado”, sostiene.

Mamograma histórico. De Theda Bara a Stephanie McMahon.
Mamograma histórico. De Theda Bara a Stephanie McMahon.

Otro dato sorprendente: Si tomas muchos lácteos, te crece el pecho. Así lo aseguran los científicos, que sostienen que en los últimos cincuenta años han cambiado sustancialmente los métodos de producción y la mayoría de leche que consumimos hoy en día proviene de vacas preñadas. Es decir, una sobredosis de estrógenos que absorbe nuestro organismo. Y a esto debemos sumarle otras muchas formas en que ingerimos un exceso de hormonas femeninas.

Estrógeno, ¿solo o con leche?

Tiene una función esencial en los cambios físicos de las mujeres durante la pubertad, como el aumento de las mamas y también la consumimos una vez pasada esta época en forma de píldoras anticonceptivas. Mucho se ha hablado de los efectos de este fármaco que ayuda a controlar los periodos, pero también estimula los conductos de leche en los pechos y los hace crecer. “Las tempranas versiones de la píldora contenían incluso un porcentaje más alto de estrógeno sintético que en la actualidad”, afirma la doctora Marilyn Glenville, especializada en nutrición femenina, quien añade que a menudo el consumo de estas pastillas se receta a las mujeres premenopausicas, para equilibrar sus niveles de estrógenos, con el consiguiente aumento de los senos.

 

Si bien no hace falta utilizar la píldora para absorber esta sobredosis de estrógenos, llamados xenoestrógenos, porque se encuentran en el entorno. En 2002 la Agencia de Mediambiente informó de que la tercera parte de los peces que nadaban en ríos ingleses se habían “feminizado”. El motivo de tan “prodigiosa” mutación fueron los restos de esta hormona presentes en el agua contaminada por vertidos de plásticos y pesticidas de las empresas. “Estos químicos están en todas partes”, admite Glenville, quien detalla otros productos donde pueden encontrarse, como los empastes dentales, el recubrimiento de resina de algunos alimentos y latas, los cosméticos y otros artículos de aseo. “Las mujeres pueden estar aplicándose productos hidratantes que contienen xenoestrógenos absorbidos directamente por la piel”, cuenta el científico.

¿Qué ocurrirá en los próximos años si los pechos de las mujeres son cada vez más grandes? ¿Cómo afectará a la pubertad de las generaciones futuras? Según Bainbridge las adolescentes tienen su primera menstruación con doce días de adelanto y comparado con 1900 menstruamos, dice, cuatro años antes que las niñas de la belle epoque. “No sabemos qué ocurrirá en el futuro. El pecho de las mujeres todavía puede ser mucho más grande. De cualquier forma, vivimos en la era de las tetas grandes”, concluye.

Por qué nos gustan grandes

Es un dicho popular que a los hombres les tiran más dos tetas que dos carretas, y no le falta razón. En las postimetrías del Paleolítico empezaron a tallarse diosas de la fertilidad de pechos prominentes y colganderos que han llegado a nuestros días convertidas en un fetiche sexual. Eso sí, con menos cintura y pasándose por el forro las leyes de la gravedad. Y no hace falta ser Pep Guardiola para saber que una buena delantera ayuda a ganar un partido, ni es tanto una cuestión de balones. Si bien las primeras tetas de las que un hombre se agarra en su vida son las de su madre, según Larry Young, profesor de psiquiatría de la Universidad de Emory, también chuparlas ayuda a estrechar el vínculo.

La razón es que durante la lactancia los pezones de las mujeres se estimulan y generan oxitocina, conocida como la hormona del amor, que provoca que la madre enfoque en su hijo toda su atención y afecto… Tierno, ¿verdad? Por un silogismo sencillo, si seguimos adorando las tetas de adultos, eso quiere decir que a los hombres les producen tranquilidad las ubres maternales. Entonces, si a las mujeres les siguen creciendo los pechos de manera alarmante en los próximos años, ¿vivirán los hombres más tranquilos y ‘zen’? ¿Se convertirá la teta en símbolo patriarcal? Tendremos que esperar a que nos crezcan un poco más para saberlo.

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