«Mi marido me dejó, me quedé en paro y me forré. Así es como lo conseguí»

‘MUMPRENEUR’ DEL AÑO

Sarah Pittendrigh es una inspiración constante para el equipo de mujeres con las que ahora trabaja y su historia puede dar esperanzas a cualquier madre que esté luchando contra la adversidad

El término ‘mumpreneurs’ sirve para denominar a las mujeres que deciden emprender a la par que son madres y crían de sus hijos. Exacto, como cualquier mujer trabajadora que además tiene hijos pero creando nuevas empresas en lugar de ocupar un puesto por cuenta ajena.

Eso sí, las ‘mumpreneurs,’ además, se han hecho de oro y reciben premios. Sarah Pittendrigh, de 44 años y fundadora de la empresa Simply Bows & Chair Covers, ha sido galardonada con el primer Daily Mail Mumpreneur del año, certamen que el medio británico ha organizado para premiar a las madres emprendedoras que tienen éxito con sus pequeñas y medianas empresas.

Claro que su historia, como la del resto de premiadas y nominadas, no fue un camino de rosas hacia el estrellato empresarial. Así es como Sarah consiguió, tras ser abandonada por su marido, quedarse sin trabajo y sin casa, convertirse en la mujer de negocios con un alto nivel económico que es hoy. “Es una inspiración constante para el equipo de mujeres con las que ahora trabaja y su historia puede dar esperanzas a cualquier madre que esté luchando contra la adversidad. Por todo esto ha sido la ganadora del premio”, aseguran desde el diario británico.

Abandonada y arruinada

Sarah trabajaba como gerente de desarrollo en un exitoso negocio con marcas como Land Rover o Jaguar, pero decidió renunciar a aquel puesto para abrir una empresa de organización de eventos. Todo parecía marchar bien, pero en el año 2002, cuando su marido Stewart le dijo que quería el divorcio, terminó por perderlo todo.

Cuando Stewart se marchó su situación financiera se vio en graves problemas. Se vio obligada a declararse en bancarrota y el banco le embargó su bonita casa de cuatro habitaciones. “Aquellos inicios desfavorables son los que transformaron su vida”, relatan en ‘The Daily Mail’.

“Estaba tan avergonzada”, comenta afectada, “de repente me vi obligada a vivir de las ayudas del estado. Pero no podía estancarme, tenía que pensar en mi hijo y reconstruir nuestras vidas”, relata en la entrevista.

Poco después comenzó la batalla legal por la custodia. “No quería quedarme sin ella así que hice lo que cualquier madre haría”. La solución: montar, otra vez, una empresa.

El negocio de las bodas

Aunque el que tuvo a medias con su marido había fracasado, su espíritu emprendedor resurgió de las cenizas y Sarah se obsesionó con la idea de que su única oportunidad para salir adelante estaba en abrir su propio negocio. Pero, ¿haciendo qué?

Empezó a darle vueltas y a los pocos días, recordando cómo había sido la boda de su hermano, le vino la inspiración: “Estaban desesperados por encontrar una empresa especializada en ropa de mesa y fundas de sillas de calidad para organizar el desayuno del enlace. Pero no había ninguna. Me di cuenta de que había encontrado el negocio”, explica Sarah.

Sí, una empresa de fundas de calidad para sillas y mesas que pudiesen lucir en bodas y eventos fue lo que convirtió en una exitosa mujer de negocios. Pero no fue tan fácil como pensarlo y hacerlo: al estar en bancarrota, Sarah ni siquiera podía abrirse una cuenta bancaria ni mucho menos pedir un préstamo. “Cada portazo que me dieron en la cara me hizo sentir que tenía que sacar aquello adelante”, y su persistencia dio frutos en noviembre de 2008 consiguió que un inversor pusiese 9.000 libras –más de 12.500 euros– para poner en marcha su negocio y el resto provino de la jubilación de sus padres.

En 2009 su empresa estaba en marcha y comenzó a vender sus servicios en hoteles y salas de eventos. “Por aquel entonces la confianza en mí misma estaba por los suelos. Me sentía tan nerviosa que llevaba a mi madre a las reuniones de apoyo moral”, admite Sarah, madre coraje que no pensaba dejar que su hijo Will sufriese las consecuencias de aquellas circunstancias económicas.

“Lo dejaba en la escuela y me ponía a trabajar como una loca. Me gustaba estar con él para darle el té y meterle en la cama y luego volvía a conectarme al portátil”. Tanto esfuerzo tuvo una recompensa más que buena: en su primer año atendió cerca de 88 bodas y ganó más de 79.000 libras (casi 110.000 euros).

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Problemas en el paraíso

Mujer de negocios nata, Sarah comenzó a franquiciar su idea y a día de hoy Simply Bows & Chair Covers cuenta con 11 sucursales. “Teniendo en cuenta la crisis que afectó a la familia de Sarah, cómo consiguió sacar adelante el negocio es cuando menos un milagro”, explican en la entrevista.

Paralelamente al crecimiento de su empresa, en el año 2009 Peter, el padre de Stewart, fue diagnosticado de cáncer de pulmón. “Aunque estábamos divorciados, nos veíamos con regularidad y yo quería apoyarle”, explica Sarah. Lamentablemente, a los pocos meses falleció su exsuegro, y a los pocos meses fue Dorothy, la madre de su excompañero, quien contrajo cáncer de vejiga. Sarah lo dejó todo para cuidarla: “Las enfermeras profesionales estaban durante la noche pero el resto del día Stewart y yo no la dejábamos sola. Durante siete meses, nuestras vidas giraron a su alrededor”, relata la emprendedora.

En abril de 2011 Dorothy murió. “Agotados, Sarah y Stewart recogieron a Will y se marcharon de fin de semana para recuperarse”, cuentan en el reportaje.
“Estábamos cenando cuando le dije ‘es una locura que no estemos casados‘. Cuando vi las sonrisas y rostros de Stewart y Will, me di cuenta que tenía razón. Nos dimos cuenta de que lo que realmente importaba era la familia”. Efectivamente, diez años después de divorciarse, la pareja decidió volver a casarse.

Un cuento de hadas complicado

El drama familiar no acaba ahí. En enero del año pasado los médicos encontraron un lunar sospechoso en el rostro de Sarah: tenía un melanoma. Un año más tarde, tuvieron que intervenirla para retirarle un segundo lunar canceroso del pecho.

Tanto ella como los médicos saben que su cáncer podría regresar. “Trato de no pensar en ello. Cuando me asusto, visualizo a Will montando su caballo –es un apasionado jinete– y me imagino allí observándole. Eso me mantiene en marcha”, cuenta la emprendedora que gracias a su exitoso negocio puede costearse las clases de equitación de su hijo.

“Estoy sumamente orgullosa de mi negocio pero no me considero una persona especial. Sólo soy una madre que quiere una buena vida para su familia. Sólo espero que otras mujeres lean mi historia y vean que si trabajas duro y crees en ti misma, todo es posible”, deseaba Sarah en una entrevista concedida tras darle el galardón.

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