Tratamiento de la hidrolipodistrofia geloide (“celulitis”) con CAVITACIÓN (Adipolisis)
El tratamiento de la “celulitis” debe abordarse desde diferentes perspectivas, de acuerdo con las características propias de la persona afectada y del estadio en el que se encuentra esta afección.
La “celulitis” se presenta de distintas formas, por lo cual la conducta a seguir dependerá de ello, así que es razonable pensar que el tiempo que se requiere para erradicar la “celulitis” dependerá básicamente del grado que presente el paciente, la cantidad de zonas afectadas, el tiempo transcurrido desde su aparición al inicio del tratamiento, así como la colaboración y constancia en el esquema recomendado.
La CAVITACIÓN o adipolisis es:
Un tratamiento estético NO invasivo, ambulatorio, que debe ser especialmente enfocado a corregir los depósitos de grasa localizada en zonas como los muslos, las caderas, el interior de las rodillas o las nalgas, los cuales no es posible disminuirlos a través de dietas controladas ni ejercicio físico, por lo que se requieren tratamientos complementarios, donde posteriormente el contorno o perímetro de las zonas afectadas resulten visiblemente reducidos;
Es importante comprender que este tratamiento estético es para corregir o remodelar, en ningún caso la cavitación es un tratamiento para la pérdida de peso.
Cuando las ondas penetran en el tejido graso subcutáneo, se propagan a través de un líquido, las cuales son sometidas a un ciclo continuo de ondas compresivas (de presión positiva) y ondas expansivas (de presión negativa), provocando que las moléculas empiecen a separarse formando microburbujas o cavidades de vacío (cavitación inestable), que van creciendo gradualmente durante los ciclos hasta llegar a un tamaño crítico, y al ser expuestas a una sobrepresión, liberan una gran cantidad de energía en forma de calor y ondas de choque o colisión, produciendo el rompimiento en pedazos de la membrana de la célula grasa como resultado de la implosión de los adipocitos, provocando la separación de paquetes en los nódulos grasos y la destrucción selectiva e incruenta de la célula adiposa, favoreciendo la lipólisis, de modo que la grasa atrapada se emulsiona, quedando este contenido graso disperso en el líquido intersticial hipodérmico en cadenas más cortas de ácidos grasos, pasando a convertirse en líquido extracelular, el cual es recogido por el sistema de drenaje para desecharlo.
La cavitación produce la lisis de los adipocitos sin dañar los tejidos adyacentes
Cuando las ondas penetran en el tejido graso subcutáneo, se propagan a través de un líquido, las cuales son sometidas a un ciclo continuo de ondas compresivas (de presión positiva) y ondas expansivas (de presión negativa), provocando que las moléculas empiecen a separarse formando microburbujas o cavidades de vacío (cavitación inestable), que van creciendo gradualmente durante los ciclos hasta llegar a un tamaño crítico, y al ser expuestas a una sobrepresión, liberan una gran cantidad de energía en forma de calor y ondas de choque o colisión, produciendo el rompimiento en pedazos de la membrana de la célula grasa como resultado de la implosión de los adipocitos, provocando la separación de paquetes en los nódulos grasos y la destrucción selectiva e incruenta de la célula adiposa, favoreciendo la lipólisis, de modo que la grasa atrapada se emulsiona, quedando este contenido graso disperso en el líquido intersticial hipodérmico en cadenas más cortas de ácidos grasos, pasando a convertirse en líquido extracelular, el cual es recogido por el sistema de drenaje para desecharlo.
El tejido graso licuado es reabsorbido por el organismo y esta capacidad de absorción es totalmente diferente en cada persona.
La cavitación produce la lisis de los adipocitos sin dañar los tejidos adyacentes.
Como recomendación general es indispensable que el/los paciente celulítico siga las siguientes recomendaciones para lograr hábitos de vida adecuados:
.-. Realizar ejercicio aeróbico, y evitar a toda costa el sedentarismo;
.-. Tener una alimentación saludable y variada, reduciendo el consumo de productos ricos en sodio, grasas saturadas y transgénicas, lo mismo que el consumo de carbohidratos de rápida absorción; Consumir fibra insoluble que garantice un hábito intestinal sano, imprescindible para evitar el estreñimiento, y así evitar el aumento de la presión venosa de miembros inferiores y la acumulación de metabolitos dañinos para el organismo;
.-. Controlar el consumo de café, bebidas alcohólicas alcohol y evitar fumar.
.-. Evitar utilizar ropa muy ajustada;
.-. Corregir los malos hábitos higiénico-posturales, procurando no estar mucho tiempo de pie o sentado, ni sentarse con las piernas cruzadas, para evitar la estasis venosa;
.-. Evitar usar calzado que alteren en exceso el patrón postural, ni muy altos ni totalmente planos;
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